domingo, 17 de febrero de 2008

Llueve

Mojados los pies y los cristales del lavabo,
igual que húmedos los labios de quien engaña a primera vista.
Nada mejor que parecer un chico bueno un domingo por la tarde
después de mil enredos durante noches de humo y olvido.
Nos levantamos para ser un poco más conscientes
de que aquello que se aleja es lo que nunca quisimos tener
y todo lo que llega es un viaje sin destino.

Aquellos que hacen lo que sienten y viven lo que escriben,
son mis verdaderos héroes, los letreros brillantes en las noches de lluvia.
Yo siempre salgo herido de este tráfico de almas en venta,
no ato bien los cabos antes de salir a faenar, lo siento.

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