domingo, 25 de enero de 2009

historia corta de domingo largo


ella le esperaba en la cama leyendo el último relato que escribió raymond carver antes de morir, se lo había recomendado una compañera del gimnasio y aunque no tenía una gran afición a la lectura, lo hacía para mantenerse viva en las retorcidas conversaciones de amas de casa aburridas. mientras, al otro lado de la habitación, Bill tarareaba esa canción tan famosa que se escucha a todas horas en la televisión, intentando ridículamente quitarse el calcetín del pie derecho.
llevaban días sin hablarse por un enfado común, absurdo, como la gran mayoría de los enfados. Bill intentó romper el hielo:

-los domingos se vuelven intratables a veces, me los imagino como señores mayores con trajes bien planchados fumando puros larguísimos y hablando de política regional en un club de mus. con sus pañuelos rojos en el bolsillo de la chaqueta, todos rojos, los pañuelos, ¿entiendes? ¿nunca has imaginado a los días de la semana como personas?-

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí, el lunes es un hijo tuerto, con verrugas en la cara, que pincha con los pelos del bigote cuando se le besa y que se le caen los mocos hasta la comisura de los labios.