13.35.
es viernes, miro hacia atrás, vincent vega y jules winnfield me apuntan con sus armas.
mis últimas semanas han sido una continuación de cosas mal hechas y DESPEDIDAS.
la soledad elegida está empezando a convertirse en soledad impuesta, y ya no hace tanta gracia.
he decidido darme una oportunidad más, como cuando no existían errores a mi alcance. antes de nada, creo que puedo hacer las cosas bien; que estén orgullosos de mi, peinarme y usar colonia, no ponerme más esas zapatillas desvencijadas, madrugar, correr un poco más, llegar antes, interesarme por alguien, ser amable y simpático con todos los imbéciles del mundo, dar los buenos días, ir a clase, atender a lo que me dice un licenciado con traje y corbata, estudiar derecho mercantil y sindical, lavarme los dientes, no despreciar a las chicas modernas con ganas de tener un novio que las quiera, beber menos, peinarme y usar colonia, ser amable y simpático, dar los buenos días...
no dejo de mentirme.
viernes, 26 de septiembre de 2008
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3 comentarios:
¿Sales hoy? Llámame pues.
He estao en el almossasa, y ahra vuelvo, esto es solo un descanso
L.
Peinarse es prescindible y estúpido la mayoría de las veces, además de ser un gesto socialmente sobrevalorado.
Llevo cuatro años instalada en la feliz rutina de peinarme sólo cada dos-tres días y si es totalmente necesario.
Y tan mal no me va.
Las zapatillas rotas son más cómodas, y de lo de ir a clase a diario ya ni hablamos.
Así que hale, a seguir con los pelos revueltos.
No lo he entendido, ¿por qué has de ser así, dices?
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