martes, 1 de abril de 2008

start

el tiempo nos hace esclavos de las palabras que dijimos y de las que no somos juez ni parte, de los hechos que acontecían entre cuatro paredes cuando no eramos más que luciérnagas en la noche.
ahora, más consciente, me desarraigo de las cosas que alumbran el tiempo que me queda para verlo todo desde la pacífica sombra del tejado.
intento volar como haría un loco alucinando y alimentándome de lo etéreo, de lo vanal y lo carnal.
vivo con cosas que sobrevuelan mi cabeza a dos metros de distancia, en calles vacías y con viento de poniente, en una dulce tranquilidad apostillada por tu fugaz presencia.

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