martes, 5 de febrero de 2008

Inservible

Las gotas del cristal reflejaban la indecencia de aquellas paredes,
blancas como las sabanas que te envolvían.
El calor hizo invisible a la ciudad, pintábamos sueños con los dedos.
Nada pudo parar aquello hasta que sonó el toque de queda,
todos volvimos a nuestro hogar recordando para siempre aquél festín.
Desde entonces el teléfono no suena y no paro de escribir,
nadie dice lo correcto, ya no puedo hacerte daño.

(Horas de infructuoso ir y venir de ideas pasajeras,
inservibles y violentamente absurdas.)

1 comentarios:

Unknown dijo...

acabo de leer detenidamente esto. últimamente estuve tan ocupada que no pude ni comentar en condiciones.
Felicidades, me ha encantado aunque a ti te parezca inservible.
Saludoooss