viernes, 19 de diciembre de 2008

si esto es todo lo que hay mejor seguimos bailando


mi abuelastra tiene esta tarde una función en su residencia de la tercera edad -que alguien me explique porque se le llama tercera edad-. van a hacer un belén viviente y a ella le ha tocado interpretar a un ángel. en momentos como este, la vida me asusta. me inquieta ver como al final de nuestros días volvemos a ser niños, teniendo que pasar por los mismos estados de ignorancia hacia todo lo que nos rodea y siendo cruelmente ridiculizados sin nuestra autorización racional. supongo que las sensaciones que se viven con el primer amor son parecidas a las del último, aunque sea un amor por el gotero o por un cuadro en la pared de la sala de estar, también el miedo a hacernos nuestras necesidades encima delante de toda la clase, la súbita felicidad que te proporcionan las pequeñas cosas, y el infatigable miedo a la soledad que nos persigue desde que soplamos la vela de nuestro primer cumpleaños hasta que de un maltrecho cuerpo sale un agónico suspiro final. creo que al menos, he encontrado un motivo para seguir haciendo las cosas bien, que al final de mi partida, cuando el arbitro marque el tiempo de descuento, no me disfracen de ángel en un belén viviente.

3 comentarios:

Dafne Laurel dijo...

Nunca dejamos de ser niños asustados y manipulados.

Es sólo que a ciertas edades se ve más claramente.

Chafan dijo...

Joder, qué buena reflexión, jamás me dio por pensarlo de ese modo, nunca. Te lo agradezco.

Cris y Kira dijo...

la vida es un redondel,todos volvemos a ser niños, volvemos a usar pañales, comemos y dormimos...