martes, 13 de mayo de 2008

1997

imágenes furtivas de una infancia rodeada de gente que no quería estar allí, césped para emular a las estrellas del mundial del 94 y piñatas para ser el héroe del día. todo era una preciosa película con ausencias inesperadas y un final puramente americano, los padres hablando de política en la sala de televisión y las mujeres criticando a las vecinas en la cocina recién estrenada.
entonces salías corriendo y todo el mundo te seguía, marcabas un gol, sangrabas sin quejarte, construías cabañas bajo el sol de agosto, llorabas escondido tras los coches y rompías cristales en fábricas abandonadas. eras el delincuente de tu calle, el jefe de tu casa, el emperador de tu pequeño mundo.
las noches de verano eran eternas y las primeras luces del amor aparecían en hogueras malditas. se escuchaban cuentos inventados sobre maleantes del barrio de al lado, robos, pinchazos, asesinatos y siempre el protagonista era el primo de un amigo. todo era una burbuja genialmente trazada por mentes superiores que impedían que fuéramos infelices durante aquellos años, los mejores años de nuestra vida.


1 comentarios:

Pacorro dijo...

Qué gran mal para el mundo es la conciencia del paso del tiempo. La inocencia te priva de transcurso de las horas, los segundos no valen nada, solo tiene valor la historia que construyes con lo que tienes entre manos.

En el momento en el que sabes que el tiempo corre, y que los buenos momentos son efímeros, empiezas a atesorar recuerdos. ¿Y para qué? Para anclarte en ellos cuando las cosas van mal, fumartelos como si fueran un porro y disfrutar, otro pequeño instante, de algo que dejó de existr, de tu propio engaño.

Nada tiene valor de por sí, sólo toman ese valor cuando significa algo, pero también, lo que hoy importa, mañana... y lo que nunca se hubiera valorado empieza a cobrar su importancia.

Tengo la toalla en la mano y no se qué hacer con ella. Al menos eso sí tengo la toalla, y mientras la tenga, su uso, la decisión, será solo mía. Y siento que si me voy huyo, pero si me quedo me destruyo un poco más. A día d ehoy, no estoy.