miércoles, 8 de abril de 2009
tu falda gira como un tiovivo mientras te mueves al sonido de un viejo tocadiscos en el que suena el disco que consagró a gene vincent. hace horas que llamamos a ese maldito restaurante chino y aún no ha aparecido nadie, quiero untar con ahínco en tu salsa. a veces te miro y creo que estás en otro lugar muy lejos de aquí. quizás sea eso lo que más me gusta de ti. he tenido sueños extraños, debidos seguramente al exceso de carne en mi dieta, en los que ibas de cama en cama, reconstruyendo las almas de hombres maduros y alimentando sus vicios. yo tan sólo podía mirarte a través de una televisión muy pequeña, parecida a la que tenían mis padres antes de mi llegada. ahora siento algo muy revelador, pero tengo dudas de que todo haya sido un sueño. la noche empieza a ponerse muy oscura, enciendes la luz de la cocina y abres una cerveza, la bebes como si fuera la última que queda en este mundo.

3 comentarios:

Olimpia. dijo...

god saves the pollo con almendras

Miguel Molina dijo...

Pocas palabras para describir un montón de instantes. Me gustó.

Nos vemos

Anónimo dijo...

Cada vez me gusta más leerte. Anónimo. Un besote!